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  • Foto del escritorCarlos Ibañez

¿Dónde acaba la vivienda?

Tal vez sea un poco redundante con el tema de la vegetación, pero hoy no vengo a hablaros explícitamente de esta, más bien del concepto de que a veces la vivienda tiene que ceder metros al exterior, y a pesar de que mucha gente considera que es perder espacio, también hay muchos que defienden lo contrario. Es decir, lo que hay más allá de la ventana es parte de la vivienda, suena a contradicción, pero el exterior forma parte del interior de las viviendas.

Estos días de cuarentena es inevitable ponerse a mirar por la ventana y pensar, tan cerca del exterior y a la vez tan lejos, una cosa que hacíamos todos los días como salir a la calle parece ahora que se ha convertido en algo extraño. Esto es como todo en la vida, la sociedad en general no valora lo que tiene hasta que lo pierde. Y esto me ha hecho reflexionar entre lo que se interpone entre nosotros y el exterior.


En el ejercicio de la casa Adler que Raúl incluso nos pidió que marcáramos ciertos detalles, era un ejercicio en el que considero que igual por falta de estar inacabado no tenía tanto detalle, pero viendo el legado de la arquitectura de Khan, podemos apreciar lo que le preocupaban los detalles, desde la chimenea como elemento pesado, rústico tradicional de las casas americanas de la década, planteada en esta ubicación para tener un elemento divisorio pero a su vez no se cargara el dinamismo ni la continuidad espacial de la casa, la propia materialidad en la que combina la base de piedra en el desnivel y madera para la parte superior o llegando incluso a las ventanas, que tiene pensado hasta el más mínimo detalle.


Siendo estas un elemento sencillo que no simple. Lo simple es llano, fácil, falto de profundidad. Lo sencillo es certero, esencial, preciso y puede también ser modesto. Es justamente la modestia, la falta de pretensión, lo que une lo simple con lo sencillo. Pero en lo primero modestia se traduce por humildad y, a veces, en cierta falta de ambición. En lo sencillo, la falta de pretensión es consecuencia de un esfuerzo, de la voluntad de reducir a lo irreductible sin renunciar a la ambición.


Al final el triunfo del arquitecto en estas pequeñas "batallas" que surgen en el proyecto es ver como las personas que habitarán el lugar lo utilicen, ya puede ser un niño jugando sobre un mueble adjunto a la ventana imaginándose que sea una montaña o la sencillez de un simple marco que la única función es dar importancia a la escena, proyectar aún más el entorno aunque en realidad no tenga otra función, pero si sirve para dar relevancia al espacio, demostrar que la vivienda no se acaba tras el cristal, que va más allá, será una pequeña victoria para la arquitectura.


Otro gran ejemplo lo encontramos en la arquitectura de la pareja Eames, pero creo que el texto ya es demasiado denso para alargarlo más.


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